Description:
Durante la Guerra Fría, la doctrina de seguridad nacional que se construyó en occidente relacionó la seguridad con el desarrollo. Las perspectivas han cambiado, sobre todo después de haber descubierto el lado más tenebroso de la guerra (Irak y el terrorismo), y ahora se habla de desarrollo y seguridad. El orden de las palabras en la ecuación cuenta porque cambia el sentido del objeto. En la primera forma se pensaba que, para tener desarrollo, había que tener seguridad. Puesto que la seguridad se asociaba, en último término, con la guerra o el uso de la fuerza militar, resultaba que quienes eran llamados para procurarla eran las instituciones militares que se reservaban el derecho a actuar en nombre de un Estado que se defendía a sí mismo en primer lugar. En la actual denominación, se entiende que el Estado garantiza los derechos de la persona y procura establecer las condiciones para su realización. Si esto se consigue adecuadamente, se podrá llegar a tener mayores márgenes de seguridad para todos. La seguridad es un derecho y no solo un bien público. El concepto de seguridad remite a un conjunto de bienes a proteger. Pero la calidad de “hallarse seguro” no solo tiene que ver con percepciones subjetivas sino con disposiciones preventivas legitimadas por la sociedad. Las sociedades que reconocen sus derechos buscan protegerlos disponiendo la organización adecuada en la que depositan su confianza y a la que le dan legitimidad. El Estado responde a esta voluntad y la política es la forma de representar y proteger aquello que es un bien de todos. El cambio de paradigma, de la Seguridad Militar a la Seguridad Humana, supone una verdadera revolución en el campo del derecho, la política, la gobernanza, los derechos humanos y la paz. Pero es evidente que con ello recién empieza un camino que deberá construirse apelando a la racionalidad, a la ciencia y a la ética. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el concepto de Seguridad Humana en su Informe sobre el Desarrollo Humano de 1994. Desde entonces, el término ha sido tan mal usado y poco entendido que amenaza con perder su verdadero significado. El nombre de la Seguridad Humana ha sido utilizado para legitimar el mal uso de la fuerza, para mantener políticas clientelares que solo son útiles para replicar la pobreza y para justificar cualquier promesa política que en su debido momento no se puede o no se quiere cumplir. El tema no ha sido incluido en los debates parlamentarios de las Comisiones de Defensa. De él no se preocupan los gobernantes ni los funcionarios públicos.