Abstract:
Los estudios sobre iconografías precolombinas en el Ecuador, en general, son aun relativamente escasos, aunque en las últimas dos décadas se ha observado un creciente interés en este tipo de aproximaciones, al reconocer los arqueólogos que las mismas constituyen una potencial puerta de acceso hacia ámbitos de las sociedades pasadas –tales como la estructura social y la cosmovisión, entre otros–, que no son observables directamente en la cultura material (Di Capua, 2002; Gutiérrez Usillos,2002; 2012; Ugalde, 2009; 2011; Zambrano, 2014). Sin embargo, y a pesar de una notable riqueza iconográfica en cuanto figurillas antropomorfas en la costa ecuatoriana, que persistió a lo largo de alrededor de 5000 años (aprox. 3500 a. C.-1500 d. C.), no ha habido hasta el momento mayor interés en el tema del género, elemento cultural intrínseco en las figuras. En los catálogos de museos, donde más ilustraciones de figurillas se encuentran, se asume a priori para todas las culturas precolombinas una estructura social basada en el binarismo sexual, y una forma de relacionarse estrictamente heteronormativa. Esto, curiosamente, mientras las crónicas de los primeros siglos de la Colonia hacen claras alusiones a prácticas homosexuales, tanto en el ámbito doméstico como en el ritual (Benavides, 2002; Hor-swell, 2010). En el presente artículo se critica esa asunción por defecto y se invita a revisar el material cultural sin el prejuicio cisheteronormativo, en busca de hacer mayor justicia al simbolismo expresado por las poblaciones antiguas hace algunos siglos y milenios.