Abstract:
Desde mediados del siglo XX se han dado grandes avances en el movimiento ecuménico: se han aclarado temas claves como el de la Justificación y el sentido de Ministerio eclesiástico. Sin embargo, precisamente en este último punto se ha suscitado una cuestión que amenaza con paralizar el diálogo ecuménico; se trata del acceso de las mujeres al Ministerio eclesiástico. En el Cristianismo, tradicionalmente han sido hombres los que presiden las asambleas de la Iglesia. La Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas, que tienen una eclesiología eucarística, no han pensado cambiar esta costumbre, pues consideran que ella responde a la voluntad de Cristo y que el ministro de la Iglesia re
presenta a Cristo frente a la comunidad. Desde el siglo XIX, ha habido comunidades protestantes, centradas en la predicación de la Palabra, que aceptaban que pastoras mujeres presidieran sus asambleas. El conflicto surgió en la segunda mitad del siglo XX, cuando algunas comunidades anglicanas, luteranas o vétero-católicas, comenzaron a ordenar mujeres para que presidieran la celebración eucarística pues, en contra de la posición católica, consideran que la admisión de mujeres al sacerdocio responde a la voluntad de Dios. A primera vista no se visibiliza solución de este conflicto, aunque en algunos diálogos ecuménicos, sobre todo en el marco del Consejo Mundial de Iglesias, se proponen tímidamente algunos caminos de solución.