Abstract:
La democracia ha sido criticada en muchas ocasiones como una aberración epistemológica ya que su sistema “un hombre, un voto” no toma en cuenta las diferencias y jerarquías humanas en términos de competencias, conocimientos y valores. El voto de un premio Nobel pesa tanto como el de un obrero. Mostramos aquí que esto nos revela no solo la esencia de la democracia sino además la de la política. Con una crítica de la trascendencia de la verdad y de los valores, mostramos que la legitimidad democrática se basa paradójicamente en su inmanencia, es decir en el asumir un sistema político infundado. Al sustituir la levedad del deseo al peso de los fundamentos, afirmamos con Spinoza que la democracia inmanente encuentra su plena legitimidad produciendo consentimiento mediante la obediencia.